
Venció a Paraguay por 1-0 con un golazo de Mascherano, quien había ingresado por Lucho González, y así evitó viajar 887 kilómetros hasta Maturín. El rival de cuartos de final será el equipo de Uribe, en Barquisimeto. Basile apostó a una formación con mayoría de suplentes y le salió bien: Argentina sigue con puntaje ideal en el torneo.
Con la clasificación en el bolsillo y la mente en cuartos de final, la Selección enfrentaba a Paraguay en Barquisimeto, en el cierre del Grupo C de la Copa América. Ambos llegaban a esta instancia con puntaje ideal, pero la diferencia de gol dejaba los guaraníes arriba. Por eso, Argentina iba en busca de un triunfo que le permitiera arrebatar la primera posición de la zona y así evitar los extensos 887 kilómetros de viaje hasta Maturín para chocar con México. La victoria cruzaba al equipo de Basile con Perú. De todas formas, el Coco apostaba a un mix con mayoría de suplentes para despedirse de la fase inicial.
Después de un arranque deslucido y lento, el partido levantó el nivel y empezó a contagiar un poco. El tránsito en el medio era mínimo y los dos intentaban en ofensiva. Las primeras chances, aunque tibias, cayeron teñidas de celeste y blanco. Tevez probó desde afuera del área y Bobadilla contuvo sin problemas. Al ratito, Palacio desbordó por derecha y metió un buen centro, pero la pelota dio en Torres y fue al techo del arco. Y enseguida nomás, el bahiense volvió a aparecer. Esta vez, por izquierda. Envío pasado, volea de Lucho González y nadie puede empujar por el medio.
Corría el minuto veinte cuando Paraguay pudo llegar al área argentina. Cuevas armó una linda jugada por izquierda, dejó en el camino a Ibarra y remató. Lo taparon justo. El trámite era cada vez más entretenido, pese a que no había aún situaciones netas de gol. Un buen arranque de Aimar en tres cuartos de cancha dejó solo a Lucho por derecha. El volante del Porto no tuvo precisión y la defensa guaraní rechazó sin inconvenientes.
La Selección tenía el dominio territorial y manejaba los hilos ante los de Martino, que también presentaban un conjunto muletto. A poco del descanso y después de un disparo alto de Lucho, Cabañas se escapó por derecha, se metió en el área, le ganó en velocidad al Cata Díaz, y desde un ángulo cerrado buscó el primer palo. Muy buena respuesta de Abbondanzieri, quien además tapó ante Cuevas en el rebote. Los primeros 45 se fueron un remate de Gago que pasó cerca, por arriba del travesaño. Y llegó la hora del entretiempo. Argentina salió con más agresividad. Es que, lógicamente, el largo viaje que debía hacer no les causaba mucha gracias a los jugadores y, especialmente, al cuerpo técnico. A los 5', Carlitos casi hace gritar a los hinchas de Argentina con un zapatazo desde lejos que dio en el palo derecho de Bobadilla. Y dos minutos más tarde quien probó fue Palacio y esta vez la pelota le guiñó el ojo al travesaño. La Selección era mucho más que Paraguay pero no lograba plasmarlo con un gol.
Los minutos pasaban y a Basile se le encendió la luz de alerta. Lejos de especular, el Coco quemó las naves y mandó a la cancha a Mascherano y Messi por Lucho González, de regular actuación, y Cambiasso. Estaba claro que pese a afrontar con mayoría de suplentes este partido, el objetivo seguía siendo ganar el Grupo. Estuvo cerca Tevez pero no se le dio. Hasta que a los 33' pasó lo que muy pocas veces suele suceder. Mascherano recibió muy solo afuera del área, levantó la cabeza y la puso contra el palo derecho, bien lejos de la estirada de Bobadilla. Curiosidades que tiene el fútbol. Porque no deja de llamar la atención que en un equipo plagado de futbolistas tan desequilibrantes como Messi, Palacio y Tevez, el que termine dándole la victoria sea el volante central. Un premio merecido para Masche, que desde el silencio se ganó un lugar cubriéndole las espaldas a todos.
Paraguay intentó sin éxito encontrar el empate. Tranquilidad y más tranquilidad para Basile y compañía. Porque más allá de que haberse quedado con el primer puesto resulta importante, la manera en la que se consiguió dicho objetivo le da un toque especial. El equipo terminó invicto y, al igual que en los anteriores partidos, respetó siempre su filosofía de juego y no se desesperó. Ahora será el turno de Perú, un rival que si bien es de mucho cuidado, a priori aparece como más accesible que México, especialmente porque será en Barquisimeto. La ilusión está más viva que nunca.

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