sábado, 8 de agosto de 2009

Asoma, pero todavía le falta.

Los goles fueron de Bordagaray y de Bergessio, de penal. El plantel vuelve hoy a Buenos Aires.
Ese grupo de hombres vestidos de azulgrana que corren detrás de la pelota no son Bergessio, Rivero y compañía. Son hinchas que se entretienen antes de que empiece el partido de verdad. Los mismos que le ceden el césped a sus jugadores para la entrada en calor y se ubican. En la tribuna, claro. Y claros hay. Un montón. Porque a pesar de que el gobierno de esta ciudad propuso que las entradas fueran libres y gratuitas, San Lorenzo quiso cobrar 70 uruguayos, unos cuatro dólares. ¿Acaso creyó que pagaría parte del contrato del Kily, que ayer firmó los papeles en la sede de Avenida de Mayo? ¿No hubiera sido una decisión más acertada reconocer la hospitalidad de los colonienses? Son 21 banderas las que flamean contra el alambre y unos 100 santos los que cruzaron el charco. A ellos, el escenario no los inhibe. Todos cantan como si estuviera en juego la Libertadores y no la Copa Intendencia de Colonia. Y a Simeone, tampoco. Porque pone en la cancha lo mejor que tiene. Y no hace cambios a pesar de que domina este River versión uruguaya. Apenas dos, en ese segundo tiempo en el que mejora. El Cholo sí se lo toma en serio. Y aunque el final lo encuentra ganador, sabe que para jugar bien, como él pregona, necesita más tiempo. Mucho más.
¿Y cómo hará para se lo permitan los minutos, kamikazes del tiempo, si la semana que viene, finalmente, empieza el torneo? Es el cierre de la pretemporada en este rincón del Río de La Plata y San Lorenzo apenas muestra algo del orden que pretende el técnico. Hay poco juego, especialmente en el primer tiempo, cuando se ve superado por un rival que hace media docena de días terminó de jugar la Liguilla de este país que lo clasificó para la Copa Sudamericana, ese certamen que también obsesiona en Boedo y cuyo primer escalón es un ida y vuelta prometedor ante Tigre.
Termina el partido, Rivero, el nuevo capitán, levanta la Copa y hay tímidos aplausos para los aventureros que desafiaron la distancia y el frío. Y llega el momento de las conclusiones. Entonces, hay que repasar los noventa minutos y hacer un balance que es positivo a medias. Porque fue River el que jugó lindo, con algunos tacos y gambetas. Incluso, hubo un jugadón de Souza que no terminó en gol por muy poco. Pero San Lorenzo, que intentó no perder las marcas, ser explosivo por las bandas y apostar a las pelotas paradas, no jugó del todo bien. Y le costó en el primer tiempo. Porque el toque uruguayo que le imprimió Carrasco a su equipo generó desacoples en el medio, ahí donde debutó Leiva. Es que Pintos y Aureliano pasaban mucho al ataque y retrocedían con dificultades y Rivero y Bordagaray no cubrían todo el espacio. Así y todo, halló el gol desde el pie zurdo de Bordagaray, que siempre fue punzante. A él, justamente, le hicieron el penal que definió el partido en el segundo tiempo y le permitió a Bergessio volver al gol.River decreció cuando Carrasco cambió medio equipo. Pero Migliore salió apurado y Jorge Rodríguez se vengó del porrazo con un gol desde los doce pasos. En el último tramo, San Lorenzo se soltó. Y tuvo más ritmo arriba, con Papu Gómez preciso. Y ganó. Pero no quedó del todo tranquilo. ¿A una semana del debut?, puso primera pero le falta para estar afinado como pretende el Cholo.

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