sábado, 23 de agosto de 2008

La Selección volvió a ser de oro.

Como cuatro años antes en Atenas, Argentina se llevó el título en los Juegos Olímpicos. Le ganó 1 a 0 a Nigeria con gol de Di María en el segundo tiempo de un partido muy parejo. Así, sumó la segunda medalla dorada para el país, luego de la de Curuchet y Pérez en ciclismo.
Le alcanzó con una jugada a puro vértigo, la única manera de romper la monotonía en un partido muy parejo. Ese toque de Di María por encima del arquero, que ya es parte de la historia grande del fútbol argentino, le dio a la Argentina su segundo oro consecutivo en el fútbol de los Juegos Olímpicos. Fue la diferencia necesaria para hacer realidad ese festejo emocionado del final y esa alegría legítima de campeón.
Los primeros minutos fueron un reflejo de lo que sería buena parte del partido, casi sin llegadas al arco. Argentina llevó algo de inquietud a los 2 con una entrada de Agüero por derecha, que no pudo ni siquiera mandar el centro para Messi, libre por el medio. Del otro lado, los africanos mostraban poco y nada en ataque. Y atrás, orden y concentración para controlar a los delanteros argentinos. La Selección intentaba hacer pie en una cancha que, para la trascendencia de lo que se jugaba, estaba extrañamente maltrecha. En ese escenario, los creadores buscaban juntarse y casi nunca tenían éxito. A las combinaciones entre Riquelme, Messi, Di María y Agüero siempre las frustraba alguna imperfección o la aparición certera de algún defensor de Nigeria.
A una llegada en la que Di María no llegó a conectar bien, los africanos respondieron con un cabezazo de Odemwingie desde muy cerca que se fue por arriba. El delantero estuvo en general muy solo ante la defensa argentina, más allá de algunos aportes aislados de Obinna.
La primera muy clara del partido fue para Nigeria, con un desborde de -otra vez- Odemwingie que nadie llegó a conectar y que casi termina en gol del delantero en la segunda jugada. Un fuerte toque de atención para un equipo argentino que seguía sin aparecer.
Si bien no inquietó demasiado a Vanzekin, la Selección intentó algo más después del susto que se había llevado en defensa. Pero igualmente fue muy poco para el balance de unos 45 minutos en los que mandó el equilibrio.
Argentina mostró otra actitud en el complemento. De entrada Messi, que había aparecido muy poco, le puso un pase bárbaro a Agüero que no llegó por poco. A los 4, otra vez un chispazo de Leo, con un tiro de afuera.Y entonces, como debe ser, los que saben rompieron los esquemas. Un rebote le abrió un espacio a Messi para habilitar a Di María. La gran revelación argentina en los Juegos otra vez no decepcionó: definió bárbaro por encima de Vanzekin, que había salido a la desesperada. Un 1 a 0 que premiaba la mayor agresividad del equipo en el complemento.
En un partido en el que todo le costaba mucho, también se le complicó a Argentina manejar la ventaja. Nigeria se le fue encima y, aunque no llegó a arrinconarla, le alcanzó para generar algunos sustos. El más importante fue en un centro que Romero no llegó a cortar y que casi encuentra a dos delanteros solos en el borde del área chica.
Se sufrió, claro, como corresponde cuando se está por ganar algo grande. Pero Argentina ya no podía dejar que se le escapara este partido. Así, después de haber cumplido en Atenas su asignatura pendiente con el oro en fútbol, repitió el éxito cuatro años después. Y es bueno de vez en cuando que las alegrías, a veces tan esquivas, empiecen a hacerse costumbre.

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