Cuando todo San Juan soñaba despierto, en el tramo en que San Martín creyó que tenía contra las cuerdas al último campeón, por un cambio híper ganador y súper ofensivo de Ramón Díaz, San Lorenzo dio vuelta el resultado y terminó juntándose con los primeros tres puntos en el torneo.Lo primero que le dolió a San Lorenzo fue el estado lamentable que presentó el campo de juego. Algunas muecas tempraneras de la Gata Fernández y el Cuqui Silvera denunciaron que los de buen pie iban a tener complicaciones para manejar la pelota. Y el segundo elemento que atentó contra los intereses azulgranas fue el llamativo orden que mostró el equipo conducido por Fernando Quiroz. Ya que estamos: ¿parece o es verdad que los equipos que vienen de la B Nacional se acomodan cada vez más rápido a las presiones de Primera?A San Lorenzo no le fue nada bien en la etapa inicial. Esa última línea de cuatro, compuesta por cuatro defensores centrales, no tuvo solidez y, además, Gastón Aguirre arriesgó un par que casi le cuestan la apertura del marcador. Con escasa recuperación en la mitad y poca llegada por afuera, el último campeón del fútbol argentino no creó situaciones claras. La presencia en el arco de Monasterio se resumió en una trepada de Rivero y una aparición sorpresiva de Ferreyra.
Desde el orden que Quiroz le impuso al equipo ya en los tiempos de la B Nacional, San Martín, en cambio, metió tres jugadas que bien pudieron terminar en el 1-0. Orion manoteó un misil de Pacheco, el Chaco Torres casi mete en contra un tiro libre de Herrera y, sobre el cierre del primer capítulo, Tonelotto cabeceó imperfectamente un centro que lo encontró extrañamente en soledad por el segundo palo.
Los primeros 10 minutos del período complementario fueron excitantes. Orion le tapó un cabezazo con perfume de gol a Tonelotto. En la contra, el Ciclón tuvo dos en una, con el mano a mano de Fernández que ganó Monasterio y, en el rebote, Ferreyra se la alcanzó al uno de San Martín. Al toque, Ramón Díaz dijo presente con un cambio como para ganar: Rivero, afuera; Germán Herrera, adentro. Delantero de punta por volante de ida y vuelta para, además, cambiar el esquema y pasar de un 4-4-2 a un supuestamente más agresivo 4-3-1-2, con la Gata por detrás de los puntas, Silvera y Herrera.
Pero, los gestos de fastidio de Ramón, mirándolo a su ayudante Rambert y pidiéndole una explicación sobre la pobreza de sus dirigidos, mandaban señales de que la cosa no mejoraba.
Así, como tantas veces en este juego, los estallidos llegaron juntitos y cuando hacían más falta. A los 25, San Martín sacó una fotocopia del gol de la victoria ante Argentinos Juniors: tiro de esquina desde la izquierda, anticipo ofensivo y la aparición por detrás de todos de Tonelotto para convertir. Pero tres minutos después, otro tiro de esquina, Gómez, que estaba en una dura lucha con Bottinelli, venció su valla. Y para el cierre, el moño que imaginó Ramón: centro de Silvera, Herrera no llegó y la Gata que de cabeza le dio, de última, la victoria al que tuvo algo más de oficio y alguna ráfaga de jerarquía.
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