domingo, 12 de abril de 2009

Vélez llegó a la punta en un Nuevo Gasómetro muy caliente.

Le ganó 1 a 0 a San Lorenzo con gol de Rodrigo López de penal y desplazó a Lanús de la punta del Clausura. Una parte muy importante de la hinchada local insultó a sus jugadores durante todo el partido.
La llegada de San Lorenzo a Ezeiza después de la eliminación de la Libertadores fue un adelanto de lo que les iba a tocar vivir en el duelo contra Vélez en el Nuevo Gasómetro. Silbidos, insultos y banderas en contra del plantel, del presidente y también los hinchas cargaron contra Marcelo Tinelli. En el banco ya no estaba Miguel Angel Russo y en su lugar el interino Alberto Fanesi. La contracara en la previa era el Fortín, que de la mano de Ricardo Gareca buscaba alcanzar la punta del Clausura.
El malestar se sentía en el estadio. No era un partido más para el Ciclón, que tras quedar eliminados en la fase de Grupos de la Copa tenía que ganar o ganar para acortar distancia a los de arriba y mantener la expectativa en la lucha por el Clausura. Con esas ganas de revertir la historia salieron a la cancha, aunque duró muy poco. Casi nada se podría decir. Rápido los visitantes tomaron las riendas y empezaron a inquietar una y otra vez a Hilario Navarro. El correntino salvó en dos oportunidades su arco, como ya se hizo una costumbre desde que llegó al club para reemplazar al lesionado Agustín Orión. Los ánimos estaban caldeados por el lado local. El partido no tenía muchas luces. San Lorenzo, sin los marginados Santiago Solari, Adrián González, Aureliano Torres y Jonathan Bottinelli, carecía de ideas. Vélez, con algunas pinceladas de Maxi Moralez, avisaba. Y a los 40, una buena jugada de Hernán Rodrigo López terminó en un claro penal de Sebastián Méndez (volvía después de la lesión). Y el uruguayo lo cambió por gol para el 1-0 y la locura de los hinchas del Cuervo se encendió aún más en el entretiempo.
Lo que pasaba afuera del campo, pesaba más. Bronca, más insultos, pedido de "huevos" a los jugadores. San Lorenzo no tenía reacción. Ninguna. Pasaban los minutos y pese a que había un solo gol de desventaja, parecía imposible que el equipo de Fanesi empate. Y menos ganar, como quería la gente para levantarse. El técnico empezó a cambiar fichas. Sacó a Silvera y puso a Chávez, y a los 17 entró Fornaroli y el que dejó la cancha fue Alejandro Gómez. Los cambios tampoco revirtieron la historia.
Vélez se encargó de enfriar el partido. Y lo hizo a la perfección. Germán Montoya no tuvo mucho trabajo, tampoco la defensa del conjunto de Liniers. San Lorenzo sólo apelaba a las acciones individuales, y el juego en equipo no existía. En el final, Cubero se fue expulsado infantilmente y no podrá jugar contra Arsenal en la próxima fecha.
Un golpe más a San Lorenzo. Otra vez, al Ciclón le faltó carácter y quedó muy lejos de la pelea. Los hinchas manifestaron toda su bronca y le hicieron sentir ese dolor a sus jugadores. Vélez, en tanto, consiguió lo que fue a buscar al Nuevo Gasómetro: ser el nuevo puntero del Clausura.

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