martes, 6 de noviembre de 2007

La revolución

Un cuarto de siglo atrás, San Lorenzo ascendía al lugar que jamás debió haber dejado: la Primera. Olé junto a DT y jugadores de aquella epopeya que provocó récords de recaudaciones y hasta un debate sociológico.
Quién podía hacerlos entender? Los 100 se fueron haciendo 200, 500, 2.000, que se sentían con derecho de no tener por qué seguir demorando la vuelta olímpica, el rito que confirmaría que el ascensor estaba habilitado para volver a subir un piso, un trámite emocional, más que nada, porque la ejecución de Ruben Insua en el penal, infalible durante toda la campaña, ya había sentenciado el 1-0 ante El Porvenir, el salto a dos fechas del final del certamen. Ya bastante se habían ahogado con el grito en cancha de Boca, la semana anterior, cuando Español se empecinó con bajar la persiana con obstinación de infante, y esa Bombonera, sede circunstancial ante el desarraigo que ya llevaba tres años, había albergado más de cuatro decenas de miles de ilusiones que quedaron en suspenso. Iban 42 minutos del segundo tiempo. El Gallego quedaba inmortalizado en esa imagen, tomado del alambrado, con la sonrisa juvenil. Jorge Rinaldi se trepaba a cocochito de Eugenio Morel Bogado, con el puño en alto. El calvario, en curiosa metamorfosis, se había transformado en éxtasis permanente, en fenómeno social analizado por especialistas. Un año había pasado, nada más, San Lorenzo en la B. Una huella, un hito, por el desfile en cancha a lo largo del certamen, por el apoyo récord de la gente, había borroneado el sufrimiento.
Hoy se cumplen 25 años de aquella tarde en Liniers. Y varios de esos mismos gladiadores se miran y tardan en reconocerse, reunidos por Olé, por los rasgos que modificó el tiempo. A José Yudica, entrenador del grueso del tránsito, todavía lo tratan de usted, como si el 82 aún fuera el corriente. Ruben Insua, aquel goleador, retiene el look. Jorge Rinaldi, lanas idénticas, es co-coordinador de Inferiores del club. Leo Madelón le pone picante al meeting. Héctor Raúl López y Hugo Paulino Sánchez casi que no reconocen lo que pisan, ese Nuevo Gasómetro que, en su época "era un desierto". "Liebres había acá", señala Madelón la mediacancha, viendo el pasado.—¿Qué huella dejó en ustedes aquél año 82?
—Rinaldi: Fue un año excepcional en todo sentido. Yo me crié en el club, sabía que la gente iba a acompañar de una manera bárbara. Así y todo, me sorprendió el primer partido con Gimnasia, no esperaba semejante marco. Era una fiesta cada partido. La mejor virtud del equipo fue saber utilizar esa confianza que transmitía la gente en su favor. Y fuimos campeones de punta a punta.
—Sánchez: A mí también me sorprendió el clima. Era como que la sociedad no podía aceptar que un club como San Lorenzo esté en la B. Impactó en el fútbol, aunque después hayan bajado Huracán, Racing...
—Yudica: Y los equipos de La Plata, Newell''s, Central... Pero claro, llamaba más la atención San Lorenzo, por lo que representa.
—Madelón: El país estaba mal de ánimo, con las Malvinas, y varias otras situaciones. Y San Lorenzo era el que le daba ánimo a todos. No hubo violencia, quizás porque casi había una sola parcialidad en todas las canchas.
—Yudica: Yo he escuchado a gente de Vélez que no quería rentar más el campo porque todos en el barrio se hacían de San Lorenzo. Y en un momento no se la alquilaron más...
—¿Sentían un respeto particular por ustedes?
—Yudica: Todos le querían ganar a San Lorenzo. Entonces se hacía difícil, pero mentalmente estábamos preparados para llegar.
—López: La presión existía. A mí me costó mucho entender, yo venía de Armenio, peleábamos siempre abajo... Y encontrarme con una cancha llena, que te alentaba... era fuerte.
—Rinaldi: Era ambiguo, muchos se jugaban el año contra nosotros. Era San Lorenzo y, además, el candidato. También, por otro lado, había un respeto generalizado, sabíamos que éramos los mejores.
—Yudica: Era un equipo de priemera con varios jugadores que habían jugado en primera.
—Insua: A los rivales los dominábamos casi siempre. Salvo alguna excepción, los que nos ganaron, lo hicieron de contragolpe. Prueba del nivel del equipo, después de ascender, en el torneo de verano, le ganamos a River y Racing, empatamos con Boca e Independiente... Y en un amistoso empatamos con Estudiantes, que venía de salir campeón en Primera.
—¿Qué recuerdan del día del récord de recaudación ante Tigre?
—Sánchez: La gente fue gran protagonista. Ese día se quedó gente afuera ¡del Monumental! Pero ya pasaba en Ferro, en los primeros partidos.
—Yudica: A mí me dio la sensación de que el día con Español, en cancha de Boca, había más gente. Porque ese día, si ganábamos, eramos campeones. Pero empatamos con El Porve.
—Madelón: Ese fue el día que vino Verónica Castro (risas). Hasta entró al vestuario la petisa. Y a las concentraciones venía Corona a contar chistes, o pasaba Roberto Galán...
—Insua: Eso es típico de San Lorenzo (risas).
—Rinaldi: La gente obligaba a que jugáramos en otros estadios, en Independiente, Boca, Huracán, Vélez... No era que teníamos ventaja, se tenía que jugar en canchas más grandes, no había alternativa.
—El entrenador tenía fama de bravo...
—Sánchez: Sí, pero rescato la persona, el compañero, siempre dando muy buenos consejos.
—Rinaldi: Teníamos un poder de fuego importante. Se dio una combinación de pendejos, como los que quedaron en el club, con gente experimentada. Y Yudica manejó muy bien los tiempos, la pasábamos bárbaro en la cancha.
—Yudica: ¡Rinaldi! Era al que tenía que tener más cortito, se comía todos los chocolates. Decía que se iba a comprar el diario y enfilaba para el kiosco.
—¿Por qué, a pesar de haber sido algo doloroso, quedó tan arraigado en la memoria de la gente?
—Insua: Creo que se asociaron varios aspectos. La euforia que había en la gente, la forma de jugar del equipo; jugaba muy bien, era ofensivo; la diferencia que sacó en la tabla...
—Rinaldi: Siempre me pregunto por qué quedó tan pegado, sin menoscabar el ascenso, porque fue muy importante, pero está por debajo de un título en Primera. Se juramentó que iba a ser sólo un año, en recaudaciones se le ganaba a Boca y a River... De hecho, en esos años hasta se generó un debate sobre si el fútbol debía jugarse los domingos o los sábados, por la convocatoria que tenía San Lorenzo. Se habló hasta de consultar a sociólogos. Fue excepcional.



No hay comentarios: